La cadera, base de vida

No habrá clase de Yoga a la que vengas o trabajo de conciencia corporal que realices, en donde no se mencione la cadera y hagas un trabajo específico para despertar tu sensibilidad y la energía en esta zona. 

Pero, ¿por qué? Las caderas son una de las articulaciones más importantes y complejas de nuestro cuerpo. Pueden realizar todo tipo de movimientos. Mantienen el equilibrio del cuerpo y nos permiten avanzar moviendo las piernas hacia adelante, permite la flexión, extensión, rotación externa e interna, abducción y aducción. Además, en esta zona se encuentran alojados gran cantidad de ganglios linfáticos, por lo cual, al hacer determinados movimientos se mejora un aumento del flujo sanguíneo, que ayuda a mejorar el proceso de desintoxicación del cuerpo y aumentar las defensas. 

No entraré ahora en la importancia de la conciencia del suelo pélvico, este tema es tan interesante que lo dejaré para otro artículo.

Vemos que la buena salud de la cadera es fundamental a nivel visceral, estructural, para el movimiento y para una adecuada alineación de la columna, ya que es la base de esta misma. 

A nivel energético, sabemos que en la cadera, base de la columna, suelo pélvico y las primeras vértebras, se aloja el Muladhara Chakra. La palabra se compone de dos palabras sánscritas: Mula, significa “raíz”, y Adhara “apoyo”. 

Podríamos decir que esta zona sería “los cimientos” de nuestra estructura, tanto física como energética. El equilibrio en esta zona genera bases sólidas para todo lo que suceda hacia arriba. Los cimientos te darán la estabilidad que necesitas para crear un hogar-cuerpo lleno de estabilidad, confianza y optimización de energía para los años venideros. 

Sin embargo, en la cadera también podemos acumular mucha tensión y rigidez (como en otras partes del cuerpo) por emociones no gestionadas. Por ejemplo, ¿sabías que cuando sientes miedo tiendes apretar los glúteos o  hacerte una bolita para protegerte?    Las tensiones y bloqueos a largo plazo desensibilizan y desestabilizan, y no permiten que la energía circule en tu propio beneficio. Del nivel de sensibilidad y conciencia que tengas de tu cadera, dependerá el nivel de enraizamiento y autoapoyo que tengas, y esto determina la sensación interna de seguridad. Lo que importa no son lo “musculosas” que sean las piernas o caderas, sino la conciencia y sensibilidad que tengan para ser el “vivo espectador” del mundo emocional que habita esta zona, tanto de los miedos actuales como los antiguos, inseguridades conscientes o inconscientes, como de la fuerza vital y sexual.

En la práctica de Yoga, mientras permanecemos en las posturas, trabajamos desde  el cuerpo para dejar salir toda tensión acumulada, pudiendo dar espacio también al surgimiento de las emociones y vivencias que han sido registradas en dichas zonas, alcanzando así mayor conciencia del proceso de regulación del organismo. 

Unas caderas sueltas y libres de bloqueos, te ayudarán a caminar por la vida con más confianza en ti misma/o, a ser más flexible a la hora de atravesar por diferentes situaciones y a tener más disponibilidad de tu energía. 

Sobre la esterilla de Yoga pasan más cosas de las que puedes imaginar, lo irás notando  con el tiempo. 

Cadera libre, vida feliz.

*Artículo extraído de AARTI La guía sana de Ibiza